miércoles, 18 de marzo de 2009

EL SEÑOR DE LOS PÁJAROS


HISTORIA DE UN SEÑOR,UN PERRO Y UNOS PÁJAROS

Era alto. Pelo blanco. Reservado. Pensativo.
Cojeaba levemente.
Llevaba siempre debajo del brazo un perro negro,viejo,pequeño y cojo.
Dos galletas en el bolsillo.
Una bolsa con migas de pan en la mano.
Hacía siempre el mismo trayecto hacia el jardincillo,hiciera lluvia,nieve o sol.
Se paraba siempre delante de una casa.
En esa casa había un perro grande y blanco que siempre le saludaba efusivamente.
Le daba las dos galletas que el perro grande y blanco se comía de un golpe moviendo el rabo y terminando la operación con un par de lametones en la mano de su amigo humano.
Proseguía el camino y ,llegando al césped,depositaba al perro viejo, negro,pequeño y cojo,encima de la hierba. Allí el animalilo olisqueaba con frucción por debajo de los árboles y, aunque cojeando, se le veía encantado de su paseo. Después, se sentaba junto al amo poniendo esa “sonrisa del perro” que muy pocos perros saben hacer.
Amo y perro miraban a los pájaros que venían a comerse las migas de pan previamente depositadas cerca de un abeto.
Primero venían los gorriones que estaban ya esperando desde hacía un rato.
Luego las urracas que echaban a los gorriones.
Luego se peleaban la urracas entre ellas y volvían los gorriones.
Luego venían los mirlos que compartían migas con los gorriones.
Después,perro debajo del brazo,el señor del pelo blanco se volvía a casa.
Un día dejó de venir.
Por una semana los gorriones,todos en fila en el alto de una tapia esperaron en vano.
También el perro blanco y grande,llegada una cierta hora,esperaba a su amigo humano. Pero no venía.
Encontrando al señor silencioso le pregunté que había pasado.
El perrito viejo,negro y cojo se había muerto me dijo con mucha pena.
Seguro que tiene que haber algún lugar en el cielo que albergue a los perros negros,viejos y cojos,para esperar que lleguen sus amos más pronto o más tarde.
Eso le dije yo al señor, el cual, con mirada triste, me respondió que en ese lugar a él le esperaban ya tres perros más.
Pero,pasados unos días, el señor del pelo blanco apareció de nuevo por la esquina.
Ya no llevaba bajo el brazo al perro viejo,pequeño,negro y cojo.
Llevaba solo las dos galletas del perro blanco y grande,y la bolsita con las migas de pan para los pájaros.
Desde ese día,los gorriones van a esperar al señor del pelo blanco a la puerta de su casa. Luego,volando de árbol en árbol,le acompañan hasta el jardincillo.
El hombre del pelo blanco se sienta en el banco mirando comer a los pájaros.
Aunque no está materialmente,se siente lo mismo la presencia del perrito viejo,negro,pequeño y cojo sentado con su amo en el banco con su sonrisa de perro que pocos perros saben hacer.
Veo todos los días al señor del pelo blanco sentado en el banco rodeado de pájaros.
No puedo por menos de recordar aquella imagen de S. Francisco de Asís predicando a los pájaros que le escuchaban atentamente desde las ramas de un árbol.
Yo no sé como se llama el señor del pelo blanco.
Yo le llamo el Señor de los Pájaros.
Me parece un bonito nombre.

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