FUERON EXPULSADOS DEL MUNDO CON VIOLENCIA
SUS NOMBRES ESTÁN ESCRITOS EN LAS PALMAS DE DIOS
MADRE TERESA
En la Tierra de Abel hay un lugar para todos los niños que fueron expulsados del mundo con la violencia.
Algunos ni siquiera llegaron a ver la luz del día.
Otros la pudieron ver por muy poco tiempo.
Los que no llegaron a nacer no conocieron el resplandor del sol y de las estrellas.
No vieron nunca la luna reflejándose en el mar.
Ni pudieron ver la primavera.
Ni el piar de los pájaros al amanecer.
Ni el canto de las cigarras en el mes de agosto cuando aprieta el calor.
Ninguna voz amorosa les susurró como eran éstas cosas.
Solo conocieron la oscuridad,la sombra y el dolor.
A algunos les sacaron de mala manera.
Les hicieron daño.
Gritaron y gritaron.
Pero nadie les oyó.
Les tiraron a un cajón de despojos en medio a otros despojos.
Les dijeron que su muerte era un “derecho civil” de sus madres.
Otros lo último que pudieron oír fueron los insultos del padre maltratador, antes de hacer morir a patadas en el vientre a su madre.
Gritaron a su modo.
Gritaron fuerte que ellos eran niños y que no querían ser sacados de donde estaban ni que su padre les matara a patadas.
Pero por más que gritaran allí dentro su dolor, daba exactamente igual.
Nadie les escuchó.
Fueron directos de la penumbra a la luz.
Esa luz que les llamaba.
Sus voces callaron para siempre.
Nadie lloró por ellos.
Nunca tuvieron siquiera un nombre.
Les odiaban sin conocerlos.
Les mataron sin ningún motivo.
Menos mal que la luz intensa les acogió.
Otros niños como David les esperaban allí.
Otros,que si eran amados por sus madres,atravesaron el océano buscando un futuro mejor.
Pero el destino quiso que murieran al caer de la mísera patera en la que viajaban por el Atlántico en una noche helada.
Sus madres gritaron y lloraron,se tiraron también ellas al mar.
Pero las aguas negras y gélidas los engulleron.
No hubo nada que hacer. Murieron buscando una suerte mejor.
Les mató la violencia de la Miseria.
La violencia de las guerras de las que huían.
Algunos otros cayeron en manos de asesinos pederastas,personificación moderna de los Ogros de los cuentos antiguos.
Primero fueron violados por sus torturadores y después muertos con violencia y sufrimiento.
Otros por desgracia fueron apaleados hasta la muerte por sus propios padres,aquellos en los que ellos confiaban y que les tenían que proteger.
Luego los desecharon como muñecos rotos. En el hospital esos padres violentos dijeron que sus hijos se “habían caído por las escaleras”.
Víctimas de la violencia adulta,esos niños a los que se negó el derecho a vivir,al final de su pequeña y atormentada vida, también ellos llegaron a la Tierra de Abel.
Allí han conocido el Amor.
Les calienta la luz del sol.
Allí disponen de la cuna amorosa que no tuvieron en su corto pasaje por la Tierra de Caín.
Allí son mecidos por los brazos de los ángeles.
Allí juegan con David,el niño que sin vivir conoció el amor.
Allí no son muñecos rotos.
Son los amigos de David.
Sus nombres está escritos en las palmas de Dios.
Eso decía de ellos la madre Teresa de Calcuta.
Allí brilla el sol.
IN MEMORIAM
(Esta reflexión es precedida por la que se llama DAVID.IN MEMORIAM)
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