martes, 2 de diciembre de 2008

Terrorismo en la Universidad de Navarra


TERRORISMO
EN LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA
He preferido esperar un cierto tiempo para abrir una reflexión sobre el atentado en la Universidad de Navarra para mirar el problema con una mayor distancia. Lo he hecho porque junto a mi marido asistimos desde hace un par de años a los cursos Senior y solíamos aparcar,siendo un poco metódicos,justo en el lugar donde estalló la bomba. Afortunadamente,no habiendo comenzado todavía el curso,no coincidimos en el lugar y hora de la explosión. Si así hubiera sido seríamos un par de víctimas extranjeras caídas “por la independencia del País Vasco”,pueblo contra el que en verdad no tenemos nada en contra, como de ningún otro.
Aparte de lo anecdótico personal,el hecho de un atentado terrorista en una Universidad no puede por menos de recordar lo que sucedidó el 12 de octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca entre el General Millán Astray y el profesor Miguel de Unamuno en presencia de las varias autoridades y del obispo de la ciudad en el aula Magna llena de estudiantes y público.
Arreciando la polémica entre ellos sobre los problemas que estaba viviendo España en aquellos convulsos momentos, el general gritó “Muera la Inteligencia y viva la Muerte” y el filósofo, respondiendo en modo articulado, añadió “Vencereis pero no convencereis”.
Pues bien,no habría mucho que añadir a lo dicho en aquella ocasión porque una vez más se entiende ahogar la Fuerza de la Razón con la Razón de la Fuerza,y pido perdón por la frase hecha pero da la idea.
No se entiende porqué no haya para algunas personas argumento mejor que la Violencia. Y lo que es peor, no se sabe ya si es el terrorismo en sí lo más malo de todo o si lo peor en absoluto no es el caldo de cultivo del terrorismo. Aquellas personas que desde instituciones públicas como por ejemplo la escuela,llenan la cabeza a los niños y adolescentes de odio. Ese odio visceral que por desgracia casi siempre desemboca en violencia pura y dura.
Lo que da verdaderamente pena es ver como esos jóvenes destrozan vidas propias y ajenas en nombre de Alá,del pueblo vasco o de cualquier otra causa.
Es difícil de entender que los oficinistas del World Trade Center trabajando en sus despachos tuvieran nada contra Alá cuando derribaron la Torres Gemelas de Nueva York. Tampoco los del tren de Atocha,o los de un autobús de Tel Aviv o los de un hotel en Bombay.
Vuelvo con la memoria a algunos años atrás y recuerdo cuando en la Italia de los años 70 las Brigadas Rojas secuestraban y mataban indiscriminadamente a periodistas,guardias,profesores de Universidad,sindicalistas,obreros de la Fiat e incluso al Presidente del Gobierno Aldo Moro con todos sus escoltas.
¿Porqué lo hacían? los jóvenes de las BR no eran hijos del proletariado urbano ni muchísimo menos. Esos estudiaban todo lo que podían para progresar en la vida y dejarse atrás su condicón desfavorecida.
Los terroristas que empuñaban las pistolas eran los hijos de papá de la buena burguesía, que jugaban a hacer la Revolución en la Universidad de Padova bajo la guía ideológica del profesor de filosofía en la Facultad de Sociología Toni Negri.
¿Porqué los hijos de papá jugaban a hacer la Revolución matando gente en nombre del proletariado mundial? Hubo un gran debate aquellos años en los foros de justicia y en los ambientes intelectuales. Todos apuntaban hacia los “cattivi maestri”(PÉRFIDOS MAESTROS) y en concreto se señalaba como gran sugeridor y guía de las BR al profesor Toni Negri,el cual se dedicaba a lavar el cerebro de sus jóvenes alumnos cómodamente sentado en su Cátedra. Y fueron ellos los que pagaron con la muerte en enfrentamientos con la policía o con larguísimos años de prisión su aventurismo terrorista.
Como es lógico el verdadero proletariado no les siguió en su juego de Vanguardia Iluminada para la Revolución del Mundo Mundial. Podemos afirmar que fue una juventud quemada y destrozada para nada.
Cuando recuerdo a aquellos jóvenes no puedo por menos de pensar que del mismo modo aquí hay algo que no funciona. Posiblemente algunos”PÉRFIDOS MAESTROS”,que anidan en las escuelas, llenan la cabeza de conceptos e ideas más propias de otras épocas y otras latitudes que ensangrentaron el Continente Europeo. Esas ideas aparecen sugestivas primero a los niños,después a los adolescentes y al fin a los jóvenes para que empiecen con la lucha callejera y terminen en una banda terrorista. Esas gentes tan cínicas que sientan cátedra pero sin mojarse ni arriesgar en persona deberían hacer una seria autocrítica.
Aquellos que gobiernan políticamente la escuela, y los profesores o guías espirituales, si pensamos en el Islam, que deforman la realidad fomentando la endogamia nacionalista en los unos o el fanatismo religioso en los otros, quizá deberían pensar cuánto daño están haciendo a la juventud para que mientras los chicos van a la clandestinidad y a la cárcel,ellos saquen votos autolegitimándose y mientras los unos pisan alfombra roja,los otros se pudren en una celda. No digamos aquellos que se autoinmolan en autobuses,trenes o supermercados.
La pena es que esos jóvenes no se dan cuenta de ser instrumentos en manos de otros y al final no son otra cosa que juguetes rotos o un montón de despojos ensangrentados con la promesa de ir al Paraíso o liberar una “ patria oprimida”según el parecer de los PÉRFIDOS MAESTROS.
El profesor Negri al menos fue condenado como inductor y organizador de las BR y pagó con bastantes años de cárcel, aunque menos que aquellos a los que indujo a matar. Hoy se autodefine como liberal, vive como un jubilado burgués y está en libertad. Afirma también en la actualidad que cada individuo debe tener derecho a ir armado como en los Estados Unidos y también a hacer la Revolución individual. ¿Se referirá a esos que se convierten en francotiradores? Viniendo de él no sería raro.
La conclusión a la que personalmente llego es que mientras nadie actúe para que los PÉRFIDOS MAESTROS no continúen en sus puestos en escuelas y madrassas lavando el cerebro a la juventud,el terrorismo continuará aquí y en las otras partes del mundo.
Hay que ir a la fuente. Cuando el agua llega al mar ya nada tiene solución.

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