-LA ACOMPAÑAMOS CON NUESTRO CORAZÓN.
-GRACIAS A PERSONAS COMO ELLA EL MUNDO PARECE MEJOR.
En las fotos que nos llegan a través del periódico de Pilar Pascual Mendivil vemos que su sonrisa es amplia, abierta, sincera, que sus ojos miran al interlocutor con esa transparencia y sinceridad que solo los niños o algunas personas especiales son capaces de expresar,que sus brazos son fuertes y potentes.
Esa maravillosa misionera Hermana de la Caridad es navarra y lleva 33 años en Haití, uno de los países más pobres y olvidados del mundo al cuaal, igual que las siete plagas de Egipto, le ha tocado vivir una salvaje dictadura de esas aves rapaces de los Duvalier, la miseria extrema, dos huracanes, y ahora un devastador terremoto.
Pues bien, esa estupenda hermana de la Caridad cada hora, cada día, cada noche, cada semana, cada mes, cada año de los 33 años que lleva allí, ha prodigado cariño, amor, fuerza, ayuda, escucha.
Cada hora y minuto de esos 33 años, afrontando machetes, metralletas, revoluciones, huracanes y un terremoto, afrontando los riesgos que podemos imaginar, ella a los niños y personas bajo su protección les ha regalado ese cariño, esa fuerza, le ha brindado su mirada amorosa, los ha estrechado entre sus brazos de mujer fuerte.
Y así,esas personas a las que ha podido solo acompañar a la hora de su muerte, han podido bien morir viendo su sonrisa, su mirada limpia, entre sus brazos fuertes de madre.
Pues bien, se puede ser creyente o no creyente, pero creo que todos nosotros, aunque estemos muy lejos de ella, la admiramos y sentimos que nuestro corazón bate a su compás, porque gracias a ella y personas como ella el mundo nos parece un poco mejor.
A muchos de nosotros nos gustaría el día de nuestra muerte morir con esa sonrisa suya que quiere decir- !No tengas miedo!- Con sus ojos- ! No te preocupes,hay luz más allá! -Entre sus brazos- !No estás solo en éste momento!
Gracias, Pilar, gracias por existir y ser así.
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