miércoles, 8 de abril de 2009

JESÚS EN LA TIERRA DE CAÍN




-SU MAYOR DOLOR FUE LA SOLEDAD Y EL ABANDONO
-LA SUYA ERA UNA MUERTE INEVITABLE Y ANUNCIADA
-PERO DICEN QUE HA RESUCITADO


Debo decir, para quién le pueda interesar,que he continuado la infructuosa búsqueda de aquél personaje llamado Jesús del que todos aquí y allá hablan navegando en ese lugar sin espacio ni tiempo escondido en lo más profundo de la mente.
Las noticias de las pocas personas que he podido encontrar son alarmantes.
Aquél personaje que yo busco ha muerto.
Le han pasado cosas en absoluto espantosas.
Para empezar , me han dicho que un discípulo suyo lo había vendido por treinta monedas a los enemigos que le buscaban aunque Él en realidad consideraba que no existían los enemigos ya que llamaba hermanos a todos los seres humanos. Es más, predicaba que cualquier tipo de ofensa había que perdonarla. Pero a Él nada le fue perdonado.
Le habían condenado a muerte acusándole de blasfemo. Habían preferido liberar, ya que el pueblo podía conceder la gracia a un condenado, a un delincuente llamado Barrabás.
Bien se podía decir en éste caso que nadie es profeta en su tierra ya que antes de éstos acontecimientos terribles muchos de sus seguidores lo consideraban un profeta e incluso el anunciado Mesías.
César,-"dad a Dios lo que es de Dios y a Cesar lo que es de César"- por boca de su gobernador en Palestina Poncio Pilato, se desentendió de él.
Le consideró inocente según la lex romana ya que no la había infringido en ningún modo. Pero tuvo miedo de los posibles desordenes. No quería problemas políticos con respecto a sus gobernados judíos a los que no pudo aplacar ni siquiera azotándole.
Le preguntó que era la Verdad pero no obtuvo respuesta. Pilato no supo interpretar el silencio. El condenado ni protestó ni se defendió.
Pilato se lavó las manos diciendo que la sangre de aquél hombre, al cual consideraba inocente, no caería sobre su cabeza sino sobre la de quienes le condenaban.
Pensó de sí mismo que era un cobarde pero se autojustificó en la convicción de que un político siempre lleva dentro de sí una dosis grande o pequeña de cinismo y cobardía y que por lo tanto no era ni mejor ni peor que los demás.
También sus seguidores y discípulos, que habían cenado con él la noche anterior, le habían dejado solo e incluso habían afirmado que ni le conocían.
Su soledad había sido absoluta y total.
Todos le habían abandonado.
Tuvo que soportar que una extraña coalición de jueces, sacerdotes, políticos, seguidores y amigos se encontraran de acuerdo todos en abandonarlo a su terrible destino.
Los que Él había elegido como futuros cristianos y fundadores de su Iglesia no solo no hicieron nada sino que además los unos se escondieron y otros huyeron.
Cerca de la cruz quedó su madre , Juan, y aquellas mujeres que solían seguir a Jesús.
Murió con gran dolor.
Pero su mayor dolor fue el abandono. Fue la soledad.
Ni latigazos, ni insultos, ni clavos en su carne, supusieron un dolor tan grande como el estar solo,completamente solo.
Así me refirieron aquellos que encontré en éste polvoriento desierto situado fuera del tiempo en el que yo me encuentro .
Era previsible que todo acabara así.
Era una muerte anunciada e inevitable.
Había dicho que todos los hombres, ricos o pobres, eran iguales.
Predicó la igualdad y la justicia donde no existía ni igualdad ni justicia.
Predicó el amor donde predominaba el odio.
Nació, vivió y murió en la Tierra de Caín. El odio era el factor dominante.
Predicó el perdón y la misericordia en la tierra del ojo por ojo y diente por diente.
Lo del perdón le fue fatal.
Le fue fatal porque muy pocos son los hombres que saben, pueden o quieren perdonar.
Y si perdonan, la mayoría dice que perdona pero no olvida.
La idea del perdón ni la aceptaron, ni la aceptan, ni la aceptarán.
Por eso hay odio, venganza, guerra.
El género humano por lo general ni ama ni perdona a quién quiere cambiar mucho las cosas.
Todavía hoy el perdón es un concepto casi abstracto para la mayoría de la gente, igual que ayer, igual que en la noche de los tiempos. Por eso Caín mató a Abel.
Por eso creo que la muerte de Jesús fue inevitable.
Hoy lo volverían a matar por los mismos motivos.
En éste largo camino he intentado en todos los modos de encontrarle sin conseguirlo.
Dicen algunos caminantes que ha resucitado. Otros no lo creen.
Pero está el hecho concreto del sepulcro vacío no obstante la guardia romana.
Dicen que primero se apareció a María Magdalena.
Dicen que ha encontrado a sus discípulos.
Dicen de las lágrimas de Pedro por haber renegado de Él.
Dicen que Tomás, no creyendo nada , tuvo que meter los dedos en su herida del costado para convencerse.
Ésto me da alguna esperanza.
Porque si muchos le encontraron yo también podré.
Aunque es fácil perderse en el desierto polvoriento.
Quién sabe.
Yo sigo.


LA PASIÓN. INMERSIÓN.(2)



(CONTINUA)
foto:CRISTO MUERTO de ANDREA MANTEGNA

2 comentarios:

  1. Miguel Ángel Ortega25 de noviembre de 2013, 10:44

    "Si muchos lo encontraron yo también podré..." ¡Cuánta verdad! La fe en Cristo Jesús es tan fiel a lo humano, tan fiel a lo divino, que quiere depender casi enteramente de la experiencia vital y de la propia fe de los testigos. Un abrazo, Alicia.

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  2. gracias por tu comentario, querido amigo

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