sábado, 7 de abril de 2012

LA TRISTEZA DEL PAPA




-CORDERO RODEADO DE LOBOS
-AGUAS SUBTERRÁNEAS QUE NO SE VEN PERO SE SIENTEN EN LA IGLESIA
Se veía al Papa ayer presidiendo el Via Crucis en el Coliseo francamente triste, se puede decir que era la misma imagen de la tristeza.
Cierto, era un Via Crucis vivido también en un momento de terrible crisis económica en algunos países de Europa con muchas familias viviendo el drama de estar sin trabajo y sin saber que hacer ni que porvenir espera a sus hijos, con los comedores de Cáritas llenos no solo de inmigrantes o marginados habituales sino de familias de clase media con todos los miembros en paro.
Por esas familias oró en modo particular Benedicto XVI en la noche romana iluminada por una hermosa luna llena. Pero la tristeza de su mirada quizá tuviera también que ver con lo que llaman el Vatileak, los documentos del estado vaticano hechos públicos por personas desleales y con los también extraños rumores de que existe un complot para la muerte del Papa, rumores tan fuertes que ponen fecha, noviembre. Otros rumores malévolos dicen que en ambientes de la misma Iglesia se presiona al Papa para que dimita ahora en su cumpleaños a mediados de abril. Periodistas vaticanistas italianos hablan ya con cierta desenvoltura de “papables”. La carrera a la sucesión parece haber iniciado ya.
No recuerdo yo cosas parecidas con otros papas, o sería que no existía éste cotilleo universal de Internet del que nadie se salva, ni siquiera el Papa.
En la derecha de la Iglesia los lefebvristas están con un pie dentro y otro fuera en unas extrañas y largas tratativass con una comisión que ha dado no pocos quebraderos da cabeza al Papa. Por si fuera poco ahora aparecen en forma más escandalosa que antes una especie de lefebristas de izquierda con un documento público firmado por cuatrocientos párrocos, personalidades austriacos y varios movimientos católicos de base donde se piden una serie de innovaciones en la Iglesia se invita a la “desobediencia al Papa”.
Benedicto XVI en la Misa Crismal en San Pedro del Vaticano el día anterior a Jueves Santo,ante más de 10.000 personas,1.600 de ellas cardenales y eclesiásticos de vario grado, invitó a la “obediencia”, lamentó que ese no era un modo de actuar correcto y que “la situación actual de la iglesia es muchas veces dramática”.
Es verdad que los “desobedientes” pedían cosas que, no es el caso de entrar en el mérito ahora, pero que personalmente pienso que están en el debate de la iglesia de base sin que las altas esferas parezcan proclives a escuchar, lo cual a mi modo de ver es negativo, pero hay algo que me resultó sorprendente de lo que dijo el Papa, y es cuando afirmó haciendo referencia al acceso de la mujer al sacerdocio que llamara en causa a su predecesor el Papa Juan Pablo II el cual había zanjado el problema de modo IRREVOCABLE.
Digo que me extrañó por que si todos los papas tienen igual autoridad, lo que dice un papa podría ser revocado por la idéntica autoridad por otro papa. Bueno, al menos es lo que yo pienso. Porque además la iglesia aparentemente inmóvil no lo es tanto pues resulta que se mueve y va cambiando en modo imperceptible pero regular porque sino estaríamos como el Islam parados ellos en el S. VI y nosotros en el S. I.
El próximo Papa, que todos parecen ver tan cercano, podría cambiar tantas cosas, caminar hacia delante o hacia detrás o quedarse parado. Podría hasta convocar un nuevo Concilio. Recordemos al “Papa de transición” Juan XXIII que fue muy poco de transición y mucho de tomar decisiones audaces.
Ciertamente quien escribe augura al Papa de la Fe y la Razón que no acabe su recorrido por lo menos hasta que las aguas turbulentas en las que se mueve actualmente la Iglesia no se calmen.
Hay quién está describiendo a Benedicto XVI como “cordero rodeado de lobos”. Imagen que me parece muy adecuada.
La triste mirada del papa en el Coliseum era esa, la de un cordero rodeado de lobos.
Parece también que el Papa ha convocado un nuevo Consistorio para el 2013 que debería nombrar otros cardenales a añadir a los nombrados recientemente.
En fin, la mirada tan triste del papa en el Via Crucis del Coliseo tenía toda la razón de ser teniendo en cuenta el Via Crucis personal que parece que está viviendo.






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