-TUVE EL HONOR DE CONOCERLA PERSONALMENTE
-SABER VIVIR,SABER MORIR
-IMPLICADA HASTA LA RENUNCIA MÁXIMA
Decía en mi precedente entrada, comentando la conferencia de Calixthe Beyala, que había apreciado mucho su labor de escritora pero un poco menos su forma de presentar los problemas de las mujeres africanas en cuanto se ignoraba toda la problemática de la falta de respeto de sus derechos humanos, ya que la condición femenina en ese continente, según los informes de todos los organismos internacionales, era tremenda sobre todo en lo concerniente a las mutilaciones sexuales y a la muerte por lapidación.
Debo decir que yo siento gran admiración por aquellas mujeres que se implican personalmente y no solo de palabra en combatir aquello que denuncian.
Pienso en la vida de la madre Teresa, en el asesinato de Marianella García,en la vida clandestina de la sómala-holandesa Ayaan Hirsi Alí,por poner algunos ejemplos de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Hoy tengo en la cabeza a Marianella García Villas, salvadoreña, en primera fila de defensa de los derechos humanos, asesinada en sus país por defender aquello en lo que creía.
Tengo el honor de haberla conocido personalmente cuando estuvo en Italia poco antes de ser asesinada, después de que hubieran asesinado al obispo D. Óscar Romero.
Había venido a Italia para pronunciar una serie de conferencias sobre la trágica situación que vivía su país bajo los llamados escuadrones de la muerte, donde iban cayendo todos los que se oponían a la dictadura, entre ellos muchos católicos como el obispo Romero o como ella misma que ya había sido detenida varias veces.
No olvidemos que el obispo Óscar romero cayó asesinado sobre el mismo altar donde estaba celebrando la Misa.
Recuerdo a Marianella como una joven valiente, de profundos ojos negros que penetraban tu alma y te leían dentro.
Me asombraba en ella la tranquilidad que emanaba, mientras en nuestras pausas para tomar café, yo le hacía de acompañante y traductora, hablaba de la posibilidad de ser asesinada no bien volviera a El Salvador. Para ella esa posibilidad que le pendía como una espada de Damocles sobre la cabeza no la lleva en modo mínimo a cambiar sus ideas ni sus planes.
Marianella vivía con la Muerte sentada a su lado.
Efectivamente, fue asesinada al volver a su país el día antes de que fuera a la ONU a presentar un informe sobre la situación de los derechos humanos en su país.
Sus armas habían sido la palabra, una máquina de fotos y una registradora con sus casettes.
Fue asesinada el 14 de marzo de 1983, tenía 35 años y era la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, organización no gubernamental y vicepresidenta de la Federación Internacional de Derechos del hombre en representación de los pueblos de Centroamérica y Caribe.
Fue capturada viva en el volcán de Guazapa. Su cadáver, cuando fue encontrado presentaba signos de haber sido salvajemente torturada, violada y finalmente asesinada a tiros.
Era licenciada en Filosofía y Letras y derecho, periodista, hija de un conocido político democristiano, ella misma fue diputada de la Democracia cristiana, aunque luego abandonó la vida política para dedicarse en exclusiva a investigar y denunciar. Fue también colaboradora del obispo Óscar Romero que la había precedido en la muerte.
MURIÓ DEFENDIENDO LO QUE CREÍA.
NO VESTÍA ALTA MODA FRANCESA.
TAMPOCO USABA PERFUME FRANCÉS.
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