miércoles, 21 de octubre de 2009

LA IGLESIA CATÓLICA ACOGE A LOS ANGLICANOS



-DESPUÉS DE CINCO SIGLOS SEPARADOS AHORA SE VAN ACERCANDO.
-BUENAS NOTICIAS PARA LOS CRISTIANOS.
-MÁS LO QUE UNE QUE LO QUE SEPARA.
-LA ACEPTACIÓN DE SACERDOTES CASADOS EN LA IGLESIA CATÓLICA ¿LLEVARÁ A MODIFICAR LA LEY DEL CELIBATO AL CONJUNTO DE TODOS LOS SACERDOTES CATÓLICOS?
Acostumbrados a las malas y malísimas noticias de cada día,puede ser una muy buena que sea ya oficial la entrada de grupos consistentes de clero y fieles de la Iglesia Anglicana en la Iglesia Católica.
Más propio sería decir la vuelta de éstos hermanos separados no debidas a cuestiones de la Fe sino a los caprichos personales de un Rey por exigencias de su vida privada en el año 1534,para ser más concretos Enrique VIII,para divorciarse de Catalina de Aragón y casarse con Ana Bolena.
Se ha preanunciado una Constitución Apostólica para dar acogida a las diferencias específicas y culturales del anglicanismo y para ello se organizarán unos Ordinariatos Personales constituidos de acuerdo con las Conferencias Episcopales locales. Puede que no lo sea,pero quizá lo que más llama la atención es la admisión de los sacerdotes casados,incluidos los obispos,los cuales tendrían que renunciar a ser obispos.
La pregunta que viene ella sola es ¿La aceptación de sacerdotes anglicanos casados en la iglesia Católica abrirá el camino al celibato opcional en toda la Iglesia Católica,considerando que en las Iglesias Católicas de rito oriental está consentido?
El no hacerlo puede constituir un agravio comparativo para,solo en España los casi 6.000 sacerdotes casados de los cuales muchos querrían seguir ejerciendo su ministerio. Se vendría a instaurar una desigualdad de hecho y,es una forma de decir irónica,una Iglesia a la carta.
Si tenemos en cuenta el hecho de que en el Evangelio no está escrito que los sacerdotes deban de ser célibes y que en la Iglesia anterior al II Concilio de Letrán (1.139) el celibato no era obligatorio y que existió una cierta tolerancia hasta el Concilio de Trento (y estamos a mediados del S.XVI) cuando se impone ésta disciplina eclesiástica,y que la mayor parte de la gente,según las encuestas,vería con buenos ojos ésta reforma,pero no solo por ésto,¿No sería hora de cambiar?
La Iglesia es sin duda una Institución muy lenta y cautelosa en sus “aggiornamentos” pero hoy día otros problemas nuevos requerirían un esfuerzo para ponerse al paso con los tiempos,también porque las vocaciones escasean y pocos son los jóvenes,aunque también los hay,que se adaptan a una vida de soledad.
Se dirá,y quién lo diga también tendrá razón,que un sacerdote no siente ese estado de soledad porque está vinculado a su misión y que la soledad hace que no se distraiga de ésta misión.
Aunque quién escribe éstas líneas alberga serias dudas acerca ésta presunta incompatibilidad entre lo uno y lo otro y cree que la libre opción no empeoraría la situación de las vocaciones.
Desde los concilios de Letrán y Trento,mucha agua ha corrido bajo los puentes,la sociedad ha cambiado bastante y quizá no sería mala idea conservar aquello que es conservable y reformar lo que sea reformable.
Dicho con un lenguaje de moda hoy día,serían deseables las “reformas compatibles”.
Si uno corre en demasía puede chocar pero si corre mirando para atrás también puede pegársela contra el muro. En fin,un término medio.
Avanzar con cautela quizá sea lo que quiero decir. No lo digo solo por el celibato.
De todos modos lo principal es que los cristianos miren más hacia aquello que les une que no aquello que les separa.
Creo estar de acuerdo con las palabras del Papa Juan XXIII: “ut unum sint”. Sería bonito que así fuera.
Y la de hoy es una buena noticia.

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