Un gran dilema.
Podemos coger un autobús en Barcelona donde dice en su lateral “Dios probablemente no existe. No te preocupes y disfruta de la vida”,y por lo tanto uno se lo puede pasar chachi-piruli mientras va de la Diagonal a la Plaza Cataluña pasando por Balmes.
Hay la alternativa de tomar el autobús en Madrid donde ,sin embargo,Dios si existe , y puedes hacer el trayecto Fuenlabrada-Leganés-Aluche,y pronto otros más, bajo el lema “Dios si existe. Disfruta de la vida en Cristo”.
De este modo puedes iniciar una meditación trascendente mientras vas a la oficina.
Puedes también comprar en una librería los debates entre Bertrand Russel y el padre Copleston sobre la existencia de Dios y leertelos en el autobús mientras pasas por la Diagonal.
Otra idea es proccurarse el debate Wittgenstein con Popper sobre el mismo tema, que parece ser fue muy reñido-según dice el periodista David Gistau en el periódico El Mundo-en el trayecto Fuenlabrada-Leganés-Aluche.
Puedes también preguntarte,mientras vas al trabajo,si a Dios le gustaría más ir en autobús o en la Metropolitana.O si Dios a lo mejor será ese señor con gafas que va leyendo el diario,página de deportes.
!Qué dilema!
Esos señores de la Unión de Ateos y Librepensadores de Cataluña han tenido una idea super-genial para coronar la Navidad. Hay un montón de gente que antes no pensaba en Dios y que para ellos las fiestas eran solo atiborrarse de angulas y colesterol o irse a esquiar.
Ni siquiera a Rouco Varela se le ha ocurrido una idea tan genial escrita en el metro para que toda la gente hable de Dios en vez que de la crisis económica. Aunque también es verdad que si a Rouco se le hubiera ocurrido una cosa así habría puesto en peligro el Laicismo,la Libertad de conciencia y las relaciones del Vaticano con Zapatero. Hablar de Dios es guay para la Asociación de Ateos,pero hablar de Dios para un Obispo o para un Cardenal, es algo intolerable para la España laica-laicista-del laicismo guay.
Es más,creo que el gobierno debería hacer un decreto ley para que pudieran hablar de Dios solo los ateos. Los no ateos tendrían un montón de seguidores nuevos. Polonia enseña.
Y resulta que ahora con el dilema propuesto por la Asociación de Ateos,pues a lo mejor están ahí en el autobús dale que dale a vueltas con la idea Dios existe-Dios no existe-Dios existe-Dios no existe !Dios he llegado a la parada! !Dios que llego tarde!
Yo personalmente creo que a Dios le gusta ir en autobús.
No estoy muy convencida de que le encante ir en los autobuses de Madrid o Barcelona en medio de esas gentes que en su mayoría van pensando en como disminuir los michelines o como bajar el colesterol.
Yo creo que Dios viaja agusto en esos autobuses de Calcuta o Guatemala donde la gente va muy apretadita y no tienen michelines ni colesterol,ni saben quienes son Russell o Popper.
Yo creo que en uno de esos concurridísimos autobuses de Calcuta es fácil encontrarse con el mismísimo Dios si miramos con atención a cada uno de esos viajeros.
Y si les miramos a los ojos encontraremos que Dios, a través de ellos, nos mira a cada uno de nosotros.
Podemos coger un autobús en Barcelona donde dice en su lateral “Dios probablemente no existe. No te preocupes y disfruta de la vida”,y por lo tanto uno se lo puede pasar chachi-piruli mientras va de la Diagonal a la Plaza Cataluña pasando por Balmes.
Hay la alternativa de tomar el autobús en Madrid donde ,sin embargo,Dios si existe , y puedes hacer el trayecto Fuenlabrada-Leganés-Aluche,y pronto otros más, bajo el lema “Dios si existe. Disfruta de la vida en Cristo”.
De este modo puedes iniciar una meditación trascendente mientras vas a la oficina.
Puedes también comprar en una librería los debates entre Bertrand Russel y el padre Copleston sobre la existencia de Dios y leertelos en el autobús mientras pasas por la Diagonal.
Otra idea es proccurarse el debate Wittgenstein con Popper sobre el mismo tema, que parece ser fue muy reñido-según dice el periodista David Gistau en el periódico El Mundo-en el trayecto Fuenlabrada-Leganés-Aluche.
Puedes también preguntarte,mientras vas al trabajo,si a Dios le gustaría más ir en autobús o en la Metropolitana.O si Dios a lo mejor será ese señor con gafas que va leyendo el diario,página de deportes.
!Qué dilema!
Esos señores de la Unión de Ateos y Librepensadores de Cataluña han tenido una idea super-genial para coronar la Navidad. Hay un montón de gente que antes no pensaba en Dios y que para ellos las fiestas eran solo atiborrarse de angulas y colesterol o irse a esquiar.
Ni siquiera a Rouco Varela se le ha ocurrido una idea tan genial escrita en el metro para que toda la gente hable de Dios en vez que de la crisis económica. Aunque también es verdad que si a Rouco se le hubiera ocurrido una cosa así habría puesto en peligro el Laicismo,la Libertad de conciencia y las relaciones del Vaticano con Zapatero. Hablar de Dios es guay para la Asociación de Ateos,pero hablar de Dios para un Obispo o para un Cardenal, es algo intolerable para la España laica-laicista-del laicismo guay.
Es más,creo que el gobierno debería hacer un decreto ley para que pudieran hablar de Dios solo los ateos. Los no ateos tendrían un montón de seguidores nuevos. Polonia enseña.
Y resulta que ahora con el dilema propuesto por la Asociación de Ateos,pues a lo mejor están ahí en el autobús dale que dale a vueltas con la idea Dios existe-Dios no existe-Dios existe-Dios no existe !Dios he llegado a la parada! !Dios que llego tarde!
Yo personalmente creo que a Dios le gusta ir en autobús.
No estoy muy convencida de que le encante ir en los autobuses de Madrid o Barcelona en medio de esas gentes que en su mayoría van pensando en como disminuir los michelines o como bajar el colesterol.
Yo creo que Dios viaja agusto en esos autobuses de Calcuta o Guatemala donde la gente va muy apretadita y no tienen michelines ni colesterol,ni saben quienes son Russell o Popper.
Yo creo que en uno de esos concurridísimos autobuses de Calcuta es fácil encontrarse con el mismísimo Dios si miramos con atención a cada uno de esos viajeros.
Y si les miramos a los ojos encontraremos que Dios, a través de ellos, nos mira a cada uno de nosotros.
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