viernes, 28 de noviembre de 2014

FRANCISCO O LA VOZ DE LA CONCIENCIA EN EL PARLAMENTO EUROPEO



-COMO CIUDADANA EUROPEA,GRACIAS PAPA FRANCISCO POR HABER DELINEADO UNA EUROPA QUE ES LA QUE DESEAMOS.

-LA EUROPA DE LAS PERSONAS Y NO LA DE LOS MERCANTES.

Su presencia había sido contestada por algunos, muy pocos, laicistas beligerantes existentes entre los diputados europeos aunque, sin embargo, ha sido aplaudido con fuerza por la grandísima mayoría de los parlamentarios. Eran siete los que se salieron del hemiciclo entre los setecientos cincuenta y uno que lo escucharon.

Su voz ha intentado despertar la conciencia de la vieja Europa y espero que con éxito
porque hace falta que éste continente que aparece ensimismado con el dinero y el comercio es más una Europa de los mercantes que una Europa de los ciudadanos.

Por eso la exhortación del papa Francisco quiere tocar ese elemento, yo diría fundacional, del respeto de los derechos humanos, del sentido social por encima del individualismo exacerbado, de la solidaridad entre las personas y los estados.

Nos llama a respetar la dignidad humana sin caer en la “cultura del descarte” que elimina a los débiles, sean niños no nacidos, que niños ya nacidos pero postergados en la esclavitud sexual o obligados a empuñar las armas o hacer un trabajo esclavo , o también de ancianos y enfermos considerados inútiles, de esos pobres y marginados de las periferias de las grandes ciudades o de los continentes olvidados como África por ejemplo.

Respetar esa dignidad humana incompatible con una filosofía que pone al centro el dinero y no las personas ni sus necesidades. Ha sido éste un concepto central en su discurso. Ha señalado la importancia esencial del trabajo para los seres humanos, la necesidad por parte de los estados de promover políticas activas para conseguir trabajo, de promover políticas sociales.

Ha denunciado el escándalo de las matanzas en las guerras y las masacres casi por todos olvidadas de los cristianos en países donde son minoría y donde se les crucifica, queman vivos, se les tortura, se les obliga al exilio.

Nos ha recordado ese otro escándalo terrible del Mediterráneo convertido en inmensa tumba para tantas personas y enteras familias que huyen de la guerra y del hambre de sus países originarios embarcándose en pateras inseguras que muchas veces llevan a la muerte y que Europa debería ayudar sea con políticas de ayuda al desarrollo de esos países pobres en los lugares de origen o con una política de acogida digna en los diversos países europeos.

Ha defendido el papa la Creación, el deber de los seres humanos de conservarla y no destruirla, de hacer que la Tierra pueda proporcionar alimento a los hombres y que no sea explotada en modo injusto reduciendo al hambre a las personas que allí viven mientras en los países occidentales los alimentos terminan en los vertederos, uno de los escándalos más grandes de la historia de la humanidad.

No ha olvidado el papa Francisco de recordar las raíces cristianas de Europa que han hecho del continente una realidad política de respeto de los derechos humanos y de la dignidad y libertad de los hombres. Una Europa que debe respetar las libertades políticas y religiosas de las personas así como sus necesidades sociales porque los hombres hacen parte de una realidad social.

Una Europa que como en el fresco conservado en el Vaticano de Rafael que representa la Escuela de Atenas, vemos a Platón y Aristóteles, el primero apunta con el dedo hacia lo alto señalando el mundo de las ideas y el segundo hacia delante, a la tierra, a la realidad concreta, según Francisco representa bien a Europa en su historia, hecha de un permanente encuentro entre el Cielo y la Tierra.

Me gusta ésta bonita imagen que Francisco ha señalado de Europa y también las palabras finales de su discurso: ” Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada sobre sí misma...Ha llegado la hora de construir una Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, de los valores inalienables... para suscitar una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también la fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira y defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad”.

Pues así es, esa es la Europa que yo deseo como ciudadana europea. Gracias, papa Francisco por habernoslo dicho en nuestro Parlamento Europeo.

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