-PARA MI
ANCIANA MADRE DE 90 AÑOS SU PERRO PIPPO ERA SU AMIGO, SU
INTERLOCUTOR EN ESE LENGUAJE DE MIRADAS, CARICIAS, TERNURA ENTRE LOS
ANCIANOS Y LOS PERROS.
-LA MUERTE
DE PIPPO LE COSTÓ UNA ENFERMEDAD.
Han corrido
ríos de tinta ante el sacrificio del perro Excalibur, sacado a la
fuerza de su casa y sin el consentimiento de sus dueños ni respeto
de su voluntad, sacrificado por voluntad de la Comunidad de Madrid en
un acto autoritario e inhumano que no ha sido semejante a los
sucedido en Dallas, estados Unidos, con una enfermera contagiada de
ébola y de cuyo perro se ha hecho cargo el mismo alcalde de la
ciudad para evitar un ulterior sufrimiento a la enferma.
Muchas
barbaridades fuera de lugar se han dicho acerca de éste tema, por
ejemplo que las más de 250.000 firmas de personas provenían de
gente indiferente a que se murieran los niños en África de ébola,
lo cual es un razonamiento verdaderamente miserable por parte de
quién lo hace, así como que los animalistas que protestaban delante
de la casa para que no secuestraran al perro y lo matasen, eran
personas indiferentes al posible contagio de los perros a las
personas, razonamiento éste hecho verdaderamente en mala fe porque
en África no se considera que el perro esté entre los animales que
contagian el virus como el murciélago o el mono.
Por otra
parte insignes veterinarios han señalado que ha sido un gran error
matar a Excalibur sin haberlo examinado ni puesto en cuarentena para
ver si efectivamente, como se piensa, el perro no trasmite ese virus
o si lo trasmite contrariamente a la teoría oficial.
Por culpa de
la Comunidad de Madrid, éste estudio científico no se ha hecho y el
pobre Excalibur se ha llevado el secreto a la tumba.
Quien
tenemos perros en casa, sabemos que el animal es mucho más que un
animal, es un miembro de la familia que acompaña a sus componentes
durante la vida cotidiana y que es compañía de muchas personas
ancianas o enfermas, mu chas veces, la única compañía.
Puedo decir
que la muerte de mi último perro Pippo, le costó una crisis a mi
madre de 90 años porque el perrillo salsicha era su compañero de
diván, con el que comentaba ella por las tardes lo que decía la
televisión, mientras le lamía las manos y movía su colita en una
particular conversación entre anciana y perro hecha de miradas,
caricias, ternura.
Mi madre no
ha tenido consuelo con la muerte de Pippo, no quiero pensar si
alguien lo hubiera sacado a la fuerza de casa y lo hubiera asesinado
sin más.
Cuando
teresa sea dada de alta de su gravísima enfermedad, se llevará un
gran disgusto al saber que su amigo de casa, el miembro de su familia
Excalibur, ha sido suprimido de forma inhumana por la administración
de Madrid que ha demostrado lo poco que le importan los sentimientos
de sus ciudadanos,
COMUNIDAD DE
MADRID. CERO PATATERO.
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