sábado, 16 de abril de 2016

FRANCISCO EN LESBOS. UN HOMBRO SOBRE EL QUE LLORAR



-FRANCISCO EN LESBOS. UN HOMBRO EN EL CUAL LLORAR.

-FRANCISCO HA IDO A LA ZONA CERO DEL DOLOR.

-EUROPA, PATRIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, DEBE DE ACOGERLOS.

Hay que decir una vez más que el papa Francisco representa claramente a la Iglesia que abraza sin que importe el color de la piel, el sexo de la persona, la religión que esa persona pueda profesar.

Francisco nos ha recordado una vez más que esta es la mayor tragedia humana desde la Segunda Guerra Mundial, que estamos viviendo en realidad una nueva guerra mundial a trozos que mata a millares de personas con bombas, gases venenosos, masacrespor motivos religiosos, que obliga a la huida en masa de millones de personas a las regiones limítrofes y también a Europa.

A esta catástrofe el mundo está volviendo la espalda en cuanto la ONU poco o nada ha hecho para parar la guerra de Siria e Iraq ni tampoco los paises europeos singularmente-los bombardeos de algunas potencias a poco o nada sirven-ni Europa como realidad política afronta adecuadamente la acogida de las familias que a la desesperada se aventuran a atravesar el Mediterráneo.

Aparte la tragedia inmensa de los que naufragan y mueren en el mar, hay que decir que esa triste fila de refugiadas que atraviesa Europa pidiendo ayuda y que encuentra alambres de espino, policía, balas de goma o gases lacrimógenos, es un calvario que estas personas no merecen.

Francisco es como la voz que clama en el desierto denunciando esta tragedia. Fue a la isla Italiana de Lampedusa a llorar los muertos que han convertido el Mediterráneo en una inmensa tumba y allí nos dijo que éramos incapaces de llorar y que estábamos sumergidos en la “globalización de la indiferencia”.

Raro es el día que el papa Francisco no habla de este tema ante esta Europa sorda y muda ante tanto dolor humano.

Francisco no es hombre solo de palabras, Francisco es sobre todo hombre de hechos y allá fue a Lesbos a la zona cerodel dolor.

Y allí ha escuchado uno por uno a todas esas pobres gentes que rezumaban lágrimas y dolor por todos sus poros. Les ha hablado, les ha abrazado, ha recogido sus cartas y mensajers, los dibujos de los niños...

Junto al Patriarca Bartomeu ha lanzado una corona al mar para recordar a los tantos que allí perdieron la vida.

Con su sotana blanca empapada en lágrimas Francisco ha vuelto a Roma llevando consigo tres familias de prófugos, entre ellos seis niños.

Indudablemente Francisco quiere predicar también con el ejemplo cargando personalmente esas lágrimas y ese dolor.

Ojalá los europeos abramos los ojos y tambien nuestros brazos para acoger a quienes están viviendo este nuevo Holocausto del S.XXI.

GRACIAS PAPA FRANCISCO.

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