-FRANCISCO
HA IDO A LA ZONA CERO DEL DOLOR.
-EUROPA,
PATRIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, DEBE DE ACOGERLOS.
Hay que
decir una vez más que el papa Francisco representa claramente a la
Iglesia que abraza sin que importe el color de la piel, el sexo de la
persona, la religión que esa persona pueda profesar.
Francisco
nos ha recordado una vez más que esta es la mayor tragedia humana
desde la Segunda Guerra Mundial, que estamos viviendo en realidad una
nueva guerra mundial a trozos que mata a millares de personas con
bombas, gases venenosos, masacrespor motivos religiosos, que obliga
a la huida en masa de millones de personas a las regiones limítrofes
y también a Europa.
A esta
catástrofe el mundo está volviendo la espalda en cuanto la ONU poco
o nada ha hecho para parar la guerra de Siria e Iraq ni tampoco los
paises europeos singularmente-los bombardeos de algunas potencias a
poco o nada sirven-ni Europa como realidad política afronta
adecuadamente la acogida de las familias que a la desesperada se
aventuran a atravesar el Mediterráneo.
Aparte la
tragedia inmensa de los que naufragan y mueren en el mar, hay que
decir que esa triste fila de refugiadas que atraviesa Europa pidiendo
ayuda y que encuentra alambres de espino, policía, balas de goma o
gases lacrimógenos, es un calvario que estas personas no merecen.
Francisco es
como la voz que clama en el desierto denunciando esta tragedia. Fue a
la isla Italiana de Lampedusa a llorar los muertos que han convertido
el Mediterráneo en una inmensa tumba y allí nos dijo que éramos
incapaces de llorar y que estábamos sumergidos en la “globalización
de la indiferencia”.
Raro es el
día que el papa Francisco no habla de este tema ante esta Europa
sorda y muda ante tanto dolor humano.
Francisco no
es hombre solo de palabras, Francisco es sobre todo hombre de hechos
y allá fue a Lesbos a la zona cerodel dolor.
Y allí ha
escuchado uno por uno a todas esas pobres gentes que rezumaban
lágrimas y dolor por todos sus poros. Les ha hablado, les ha
abrazado, ha recogido sus cartas y mensajers, los dibujos de los
niños...
Junto al
Patriarca Bartomeu ha lanzado una corona al mar para recordar a los
tantos que allí perdieron la vida.
Con su
sotana blanca empapada en lágrimas Francisco ha vuelto a Roma
llevando consigo tres familias de prófugos, entre ellos seis niños.
Indudablemente
Francisco quiere predicar también con el ejemplo cargando
personalmente esas lágrimas y ese dolor.
Ojalá los
europeos abramos los ojos y tambien nuestros brazos para acoger a
quienes están viviendo este nuevo Holocausto del S.XXI.
GRACIAS PAPA
FRANCISCO.
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