-EL ESTADO
NO LLAME CULTURA A LAS FIESTAS TAURINAS NI PERMITA LA MUERTE DE SUS CIUDADANOS ENTRE
FIESTAS Y BORRACHERAS.
-LA IGLESIA
RECUERDE QUE NO HAGAN EN SU NOMBRE FIESTAS CONDENADAS EN BULAS Y
ENCÍCLICAS. DOCUMENTOS DE PIO V Y EL PAPA FRANCISCO.
Ocho
personas han muerto en las “fiestas del verano” en España. Todas
éstas personas han muerto por asta de toro por diversión. En los
varios pueblos del suelo patrio se divierten en éste modo, con la
sangre y la muerte, por tradición, o lo que es peor en fiestas de
vírgenes o santos.
Dos
importantes matadores de toros están al borde de la muerte también
por diversión en esa civilizada y sangrienta barbarie que llaman
Fiesta Nacional y que la mitad de los españoles consideramos un
insulto.
Dicen que es
la Tradición. Cierto que la Ilustración es cosa de “afrancesados”,
aunque afortunadamente hoy día es la forma de pensamiento dominante
en Europa, excepción hecha por España, algunos lugares del sur de
Francia y Portugal, aunque en esos dos países al menos se ahorran
las catetas fiestas pueblerinas de quemar toros, tirar cabras por los
campanarios o simplemente correr delante de los astados hasta que
éstos te pillan y te matan, pero como decía el añorado humorista
Gila en los años 50 “!Nos lo pasamos tan bien!”.
Sería
oportuno que la Iglesia Católica les recordara a aquellos que hacen
el bestia invocando a maría Santísima que aún está vigente la
famosa bula de san Pío V, DE SDALUTIS GREGIS DOMINICI (1567), donde
se excomulgaba a quienes participaran en “aquellos espectáculos en
que se corren toros y fieras en el circo o la plaza pública que nada
tienen que ver con la piedad y la caridad cristianas...y por ser
espectáculos cruentos y vergonzosos, propios no de hombres sino del
Demonio”. En tal bula papal aquellos que murieran en éstas fiestas
o en duelo no deberían ser enterrados en tierra cristiana.
También el
actual papa Francisco en su Encíclica LAUDATO SI dice “El corazón
es uno solo y la misma miseria que lleva a maltratar a un animal no
tarda en manifestarse contra las demás personas. Todo ensañamiento
con cualquier criatura es contrario a la dignidad humana”. (Laudato
si,cap. 92).
Quizá la
Iglesia en España debería recordar a párrocos y capellanes de los
varios pueblos que esas fiestas son paganas y heredadas de los circos
de Nerón pero que dios no tiene nada que ver con ellas.
Tampoco el
Estado debería permitir fiestas masivas donde los ciudadanos
encuentren fácilmente la muerte entre copa y copa.
Ni el estado
debería en algún modo subvencionar éstas salvajadas y mucho menos
considerarlo patrimonio cultural, ni consentir las escuelas taurinas
ni las trasmisiones televisivas en horario infantil porque la muerte
y la sangre por diversión es cosa mucho peor que la pornografía.
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