-NO TENGO
PALABRAS ANTE TANTO ODIO. SOLO SE ME OCURRE ESCRIBIR AQUÍ ALGUNAS DE
LAS COSAS QUE EL PAPA FRANCISCO DIJO ANTE EL MEMORIAL DEL HOLOCAUSTO.
-DESCANSEN
EN PAZ ESAS POBRES VÍCTIMAS DEL ODIO HUMANO.
Naftali,
Gilad, Eyal. Tres adolescentes secuestrados en modo innoble y
vilmente asesinados en Israel. No hay palabras, no se sabe que decir
ante tanta maldad.
Esos chicos
posiblemente vivían su vida de adolescentes en modo normal, su corta
vida les daría para estudiar, escuchar música, conocer a alguna
chica de su edad, soñar con un futuro...Un futuro arrancado
violentamente. Una sangre derramada para no se sabe que causa. Unos
jóvenes por una carretera haciendo auto-stop.
Y sin
embargo hubo unas mentes asesinas que planearon su secuestro y con
frialdad espeluznante también su asesinato. Cogieron a los chicos
como a ratones en una trampa. !Qué valientes los secuestradores!
¿Acaso
tenían ellos la culpa de la historia de Israel y Palestina y de su
interminable guerra?
¿Acaso
podían ellos hacer algo para evitar el estado de guerra permanente
en que vive su país?
¿Acaso sus
asesinos no tenían hijos igualmente jóvenes como ellos ni pensaron
por un momento que algún adversario bajo otra bandera podía
fríamente secuestrarlos y matarlos por las buenas?
Es difícil
imaginar cuanta maldad y cuan retorcida puede ser la mente de esos
asesinos que no afrontan a un supuesto enemigo de frente sino que
como cazadores furtivos ponen una trampa. !Cuanto daño hacen esos
asesinos a la causa que dicen defender! Mal haría la Autoridad
Palestina en no condenar ese vil asesinato, si en algún modo lo
justificara la causa de la paz volvería muy atrás en modo
irremediable.
Poco más se
puede decir. Descansen en paz esos jóvenes.
Añado solo
unas palabras del papa Francisco.
Ésto decía,
entre otras cosas, el papa Francisco en su visita al Memorial del
Holocausto en su visita a Jerusalem, recordando el Génesis:
“Adán
¿dónde estás? Ya no te reconozco.
¿Quién
eres, hombre? ¿En que te has convertido?
No ha
sido el polvo de la tierra, del que estás hecho. El polvo de la
tierra es bueno,obra de mis manos.
No ha
sido el aliento de vida que soplé en tu nariz. Ese soplo viene de
mi, es muy bueno.
No, éste
abismo no puede ser sólo obra tuya, de tus manos, de tu
corazón...¿Quién te ha corrompido? ¿Quién te ha desfigurado?
¿Quién
te ha contagiado la presunción de apropiarte del bien y del mal?
¿Quién
te ha convencido de que eres dios? No solo has torturado y asesinado
a tus hermanos, sino que te los has ofrecido en sacrificio a tí
mismo, porque te has erigido en dios.”
Impresionantes
las palabras del papa Francisco. Me vienen a la mente en éste
momento, he leído de nuevo éstas palabras del papa que me
impresionaron profundamente cuando así se expresó en el Memorial
del Holocausto en Jerusalém.
Ninguna
causa existe en el mundo, ninguna, que pueda justificar el secuestro
y posterior asesinato de unas jóvenes víctimas inocentes.
El
odio genera solo más odio. La guerra genera solo más guerra.
La
sangre derramada inocente cae como una maldición sobre aquél que la
derrama.
Cuando
hace poco tiempo visité Jerusalem, me acerqué al Muro Occidental y
me detuve a meditar apoyando las manos sobre aquellas milenarias
piedras e introduje una nota pidiendo que la paz bendijera aquellas
tierras donde tanto odio y sangre se había derramado y se continúa
a derramar.
Confiemos
en que Dios ilumine a los hombres que allí habitan para que tengan
la capacidad de no matarse entre ellos en esa Tierra donde nació
Jesús, príncipe de la paz.
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