-UNA DECISIÓN INESPERADA
Y DICTADA POR LA HUMILDAD Y LA RAZÓN DE UN HOMBRE DE FE
-LA RENUNCIA DEL PAPA
PONE FIN A UNA TRADICIÓN PLURISECULAR ININTERRUMPIDA DESDE EL S.XIII
POR LA CUAL EL PAPA DEBÍA MORIR EN SU PUESTO
-QUIZÁ SEA UN PASO
IMPORTANTE DE RENOVACIÓN PARA EL FUTURO
No se puede
comparar ciertamente a Benedicto XVI con el otro papa conocido como
el de la “Gran Renuncia”, Celestino V, cuyos restos se conservan
en la ciudad italiana del Acquila y que fue papa solamente cinco
meses en el año del señor 1294.
Celestino V
era un ermitaño que eligieron papa tras dos años de cónclave sin
ningún acuerdo entre los cardenales, y que después de cinco meses
de papado renunció a él porque no se sentía capaz de regir algo
tan grande como la iglesia católica y se retiró a su vida de
eremita nuevamente. Era una persona muy simple y humilde.
Del papa
Benedicto XVI no se puede decir que sea persona poco preparada para
el cargo, siendo por el contrario un personaje de fina inteligencia,
profesor, filósofo y teólogo de gran valía no solo para el mundo
católico sino en general en el mundo académico y de la cultura .
No olvidemos
el importante debate “ENTRE RAZÓN Y RELIGIÓN” que
protagonizaron el entonces cardenal Joseph Ratzinger y el filósofo
liberal Jürgen Habermas, organizado por la Universidad Católica de
Baviera (2.004) o las muy importantes conferencias entre el cardenal
Joseph Ratzinger y el prof. Marcello Pera, Presidente del Senado
italiano, que tuvieron lugar en el mismo Senado con el tema “SIN
RAÍCES: EUROPA, RELATIVISMO, CRISTIANISMO, ISLAM” también en el
2.004.
Benedicto
XVI es también autor de muchísimos libros y además el autor más
vendido del mundo. Nada que ver por tanto con el eremita Celestino V.
Aunque el
hecho nos haya sorprendido por repentino e inesperado, es también
verdad que en el libro de 2010 “LUZ DEL MUNDO”, entrevistado por
el periodista alemán Peter Seewald, respondiendo a la pregunta de si
un papa podía dimitir Benedicto XVI argumentaba que en el caso que
tuviera disminuidas sus fuerzas por enfermedad o vejez era no solo
deber, pero también, derecho del papa el de renunciar.
En todo
caso,- y ésta es una observación personal,- creo que el papa ha
terminado con una tradición multisecular en modo más bien radical y
que,- es también una intuición personal-, esto abre en la Iglesia
una nueva etapa en la que posiblemente muchas cosas cambiarán.
La Iglesia,
para gobernar la barca de Pedro en el mar enarbolado y tempestuoso de
la modernidad, tendrá difícil la navegación, y quizá deba
estudiar nuevas modalidades para dialogar con aquellos que se han ido
alejando o que nunca se han acercado, en lo que Benedicto XVI con
mucha inteligencia ha llamado el Patio de los Gentiles. Al mismo modo
el nuevo pastor deberá esforzarse en tener unido un rebaño
archipielágico como la iglesia actual.
Creo de
justicia que haya que agradecer al papa Benedicto XVI lo mucho que ha
hecho para acabar con hechos muy tristes para la Iglesia como fue la
pederastia en el siglo pasado y que habían causado desolación entre
muchas creyentes, así como por haber publicado tan importantes
encíclicas y sus muchos libros que han explicado temas difíciles
con lenguaje accesible a todos, por haber impulsado el diálogo
ecuménico, por tantas cosas por las cuales pasará a la Historia.
También le damos las gracias por haber viajado por todo el mundo con
el Evangelio en la mano no obstante su precaria salud.
Ahora le
deseamos que pueda con tranquilidad y paz cuidar su salud, rezar por
todos y escribir sus libros que seguiremos leyendo
!Gracias,
Santidad!
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