AÑO QUE VAS,AÑO QUE VIENES
No hay nada que celebrar
de éste año que se va,
el año que nos deja no merece
ni música ni uvas ni champán.
Se va con su carga de muertos nuevos
de interminables guerras viejas
de palabras huecas y vacías,
sobre una tierra destrozada y herida.
Se va el año vestido de blanco,
se va con su memoria perdida,
con su aburrimiento de hojalata,
se va vestido de melancolía
se va por la puerta de atrás.
No hay niños ni gente ni música
que lo despidan con alegría
solo una anciana con manos descarnadas,
en el lugar más obscuro
de la vieja catedral.
Como si desgranara un rosario
va contando esas guerras,
va contando esos muertos,
va contando esos hambrientos
va contando esos en el paro.
Y las lágrimas corren por sus mejillas
pensando en ese mundo desigual
¿Música, uvas y champán?
Dejad al año que se vaya,
que salga por la puerta de atrás.
Que los hombres frenen su locura suicida,
para evitar la agonía de la Tierra,
que el hambre no diezme a sus criaturas,
que ninguno deba morir en absurdas guerras,
ni en pateras atravesar el mar.
Que se vaya éste año con su nefasta carga
que se vaya y que no vuelva más.
Que Dios ilumine a los hombres
para que no pierdan la esperanza
de que el año que llega será dispar.
Eso es lo que suplica
la vieja cual sarmiento arrugada
rezando en el rincón más obscuro,
en el silencio de la antigua catedral.