sábado, 13 de septiembre de 2014

50 AÑOS DE ANIVERSARIO.50 AÑOS DE NAVEGACIÓN

50 AÑOS DE MATRIMONIO. 50 AÑOS DE NAVEGACIÓN.

ÍTACA NO ES EL PUERTO NI LA ISLA. ÍTACA ES EL BARCO.
Y el grande mar de la vida es un mosaico. El barco Ítaca ha navegado por cincuenta años por ese mosaico azul y ha parado en tantos lugares hasta el punto que nosotros, los timoneles del barco-observad que uso el plural- hemos tenido que sortear vientos y tempestades violentas de las que parecía no poder sobrevivir, y sin embargo, aunque rendidos y empapados, hemos llegado a algún otro lugar donde predominaba la calma. Siempre nos ha confortado la calma tras la tempestad.
Es verdad que si miramos al barco Ítaca se le ve con sus desconchones, falta de pintura y con las velas necesitadas de recambio. Pero navega.
Si, se ve que es un barco viejo, pero también es verdad que eso tiene su mérito tras navegar tantos mares y por eso cuando atraca en un puerto la gente lo mira como diciendo “pues si que tiene coraje para poder navegar”, y eso te hace sentir orgulloso como a un viejo general al que le falta una pierna pero vuelve de muchas batallas habiendo ganado la guerra.
Cincuenta años de matrimonio es como haber ganado la guerra en esos mares tumultuosos que hemos atravesado y que seguimos atravesando, porque no creáis que porque seamos unos viejos marineros vamos a dejar la navegación. Seguimos.
Cuando partimos hace cincuenta años éramos como un par de gallitos frente a la vida que nos parecía bella, fácil, percorrible si uno tiene fuerza y coraje de plantar cara a los problemas. Así pensábamos entonces.
Con el tiempo, como gallitos que han perdido plumas, hemos comprendido que a veces la vida y los problemas te pasan por encima como una apisonadora y que no solo hay que tener coraje sino tolerancia y paciencia cuando en la navegación uno quiere ir al norte y otro al sur y algún que otro plato de la vajilla marinera vuela por la cubierta.
Después de cincuenta años creo que hay que reponer la vajilla. Eso si.
Siempre se ha tratado de sentarse delante del mapa con alguna magulladura anímica y ver como se podía ir sea al norte que al sur. Porque aunque parezca contradictorio se puede ir al norte y al sur. Dos buenos capitanes pueden si le ponen voluntad.
En nuestro Diario de a bordo se puede leer que con el tiempo los tripulantes de la nave han aumentado, primero un par de chicas, después cuatro nietos, siempre una serie de perros que corrían y ladraban por la cubierta.
En nuestro navegar por el norte y por el sur, por mares tranquilos y mares tempestuosos, hemos hecho largas paradas en diferentes puertos, en modo que podemos decir de ser una gente de mar que no cree mucho en fronteras ni banderas y nuestra familia es multilingüe y multicultural, así como nuestros amigos también tienen mentalidad marinera y vienen de tantos puntos del mapa.
Nuestro velero Ítaca navega bajo un cielo azul que es de todo el género humano y el mosaico que decía al inicio es un mosaico que hemos hecho los seres humanos, pero que el Creador estamos seguros que lo concibió como una inmensidad sin fin, así como el mar por el que navegamos.
Confidencialmente os podemos decir que el secreto de que los dos capitanes de la nave hayamos juntos tenido firme el timón por cincuenta años es porque en realidad el amor es una buena amistad, una complicidad, una camaradería, una igualdad, unos gustos comunes compartidos con unos hijos también navegantes.
Y porque Dios desde arriba , desde ese cielo azul sin banderas ni fronteras, nos ha ayudado a no hundirnos, a no desanimarnos, a pelearnos con cordialidad y amistad.
Por eso el velero Ítaca continúa.
Ya os contaremos, amigos.

FOTO: ALICIA Y ADRIANO
Cincuenta aniversario matrimonio 1964-2014
San Feliu de Guixols

















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