lunes, 21 de abril de 2014

LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS JUEGAN CONTRA LA ESTABILIDAD Y PAZ DE EUROPA

 
-SI LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS DE EUROPA PROSPERAN ES EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA UNIÓN EUROPEA QUE VOLVERÍA A LA ETAPA DE LA EDAD MEDIA.
-UNA EUROPA TROCEADA QUEDARÍA A LOS PIES DE LOS CABALLOS DEL NEOIMPERIALISMO RUSO Y DEL NEOCAPITALISMO SALVAJE DE LA CHINA COMUNISTA.

Era difícil de imaginar que en el S.XXI europeo nos íbamos a encontrar con personas de diversos lugares de Europa jugando con ese fuego peligrosísimo del nacionalismo.
La situación que se está creando en el este de nuestro continente con el nacionalismo ruso desencadenado al punto de invadir y ocupar una parte del país vecino, Ucrania apoderándose con el solo derecho de la fuerza de la península de Crimea es un acto gravísimo cuyo precedente más llamativo es la invasión del régimen nazi de Hitler de los Sudetes, de una parte de Polonia y la anexión de Austria, porque corría en a rescatar “gentes de habla y cultura alemanas”, tal cual ha hecho el presidente ruso Wladimir Putin “ corriendo a auxiliar gentes de habla y cultura rusas en Ucrania”. Con el mismo pretexto podría invadir todo el este de Ucrania y también Letonia, Lituania y Estonia donde hay minorías de habla rusa.
De hecho éstos últimos países y Polonia han puesto el grito en el cielo y han pedido que se refuercen las fuerzas de la OTAN en Polonia.
La mecha está encendida.
Dos guerras mundiales arrasaron Europa en el S.XX a causa de los varios nacionalismos.
La idea de construir la Unión Europea surgió de grandes políticosde la época que quisieron acabar para siempre con NACIONALISMOS Y BELICISMOS, con aquél delirio y horror que habían costado millones de muertos.
Los líderes políticos más significativos, los padres de la Europa moderna fueron Shuman, Adenauer, Churchill, Spaak, Monnet, Spinelli y De Gasperi.
Se pensaba justamente que una Europa unida habría hecho hacer pasos de gigante a la economía, al comercio, a la cultura, al prestigio del continente, que adquiriendo una mayor dimensión habría tenido también un mayor peso en el escenario internacional y ante grandes potencias como los Estados Unidos de América, la Unión Soviética o la potencia emergente de la China, una Europa unida no habría podido quedarse atrás.
La Unión Europea, con sus altibajos, ha sido la mayor construcción exitosa políticamente de la Historia.
Resulta por ello desilusionante que emerjan ahora movimientos nacionalistas en Cataluña, Escocia, País Vasco y puede que alguno más que con sus ideas trasnochadas y anticuadas identitarias o étnicas quieran que Europa se convierta en un continente muy parecido a la Europa de la Edad Media, compuesta de señores feudales y pequeños reinos, una Europa aún ni siquiera aprodada al renacimiento del S.XV donde comenzaron a forjarse las naciones y estados que en el S.XX abrazarían después de las desastrosa guerras mundiales un proyecto federal europeo como en el que ahora vivimos.
Si por desgracia o locura colectiva del nacionalismo trasnochador esas ideas progresaran Europa perdería su estabilidad política y económica, correría de nuevo riesgo la paz por el peso enorme frente a una Europa en disgregación del proyecto imperialista ruso o el proyecto de capitalismo salvaje de la China comunista.
Si los nacionalismos periféricos crecen, el futuro de Europa puede desmoronarse.
Por lo tanto, los experimentos con gaseosa, señores.


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