lunes, 24 de junio de 2013

PAPA FRANCISCO. CORAZÓN GRANDE Y ZAPATONES VIEJOS

 
-PASTOR CON OLOR A OVEJA QUE NUNCA PODRÁ SER CONFUNDIDO CON EL “OLOR A DEPREDADOR.”
Lo veo en las fotos y me parece de verdad y usando una expresión de él mismo hablando de como deben de ser sus sacerdotes, “pastores con olor a oveja”, pues un auténtico pastor que no abandona sus ovejas a los lobos y que se siente tan próximo a ellas, que se ha impregnado de su olor a rebaño.
Cuando se cumplen más o menos los cien días del pontificado del papa Francisco abundan los artículos, los libros, los comentarios acerca de sus gestos, las cosas que dice, como las dice.
Según todas las estadísticas publicadas su figura inspira enorme simpatía no solo en el mundo católico sino también entre los laicos y las otras confesiones cristianas e incluso hebrea.
Desde el inicio sorprendió su sencillez, humildad y afabilidad. Se autodenomina el Obispo de Roma, quizá para hacerse más cercano a las otras confesiones cristianas que ya en tiempos lejanos se separaron de Roma y con las que tiene un diálogo fluido buscando en el Evangelio aquello que las une más que lo que las ha separado.
Viste de blanco y solo de blanco sin otros adornos papales tradicionales y usa su pectoral y anillo de plata y no de oro.
Conmueve verlo caminar con esos zapatones viejos y negros que no ha querido cambiar.
Vive no en el habitual apartamento papal del Vaticano-donde si trabaja y recibe a las visitas oficiales- sino en la residencia de Santa Marta donde se hospedan los obispos y clérigos que van al Vaticano donde comparte mesa y mantel con los otros huéspedes porque según él mismo detesta vivir solo y le gusta conocer las opiniones de sus curas y obispos. De momento no se le conoce secretario.
Dice su misa diaria en la capilla de esa misma residencia de Santa Marta donde asiste generalmente personal que trabaja en el Vaticano y los guardias suizos con los que toma café de cafetera normal al finalizar la misa.
También cuando era cardenal de Buenos Aires vivía en un apartamento de dos habitaciones y no en el palacio obispal. No usaba coches de alta gama sino la metropolitana. Posiblemente también Jesús habría preferido la metropolitana al Mercedes.
El nombre elegido, Francisco, encierra, creo su forma de pensar y de ser.
Por el momento no existen encíclicas suyas ni ha habido cambios significativos en la curia vaticana. Es de imaginar que son decisiones importantes que necesitan una maduración.
Si existen toda una serie de libros-entrevistas donde uno puede acercarse a su forma de pensar
En tiempos tan difíciles para el mundo como son los actuales quizá el papa Francisco esté llevando la Iglesia Católica a la esencialidad evangélica usando para ello un lenguaje asequible al mismo modo que Jesús hablaba al pueblo sencillo con parábolas.
También parece que quiera acelerar el ecumenismo y hacerse más cercano en el diálogo con las otras confesiones cristianas.
Ciertamente mucha gente le mira con simpatía y creyentes tibios se han acercado a la Iglesia atraídos por su sencillez, esencialidad y por su modo de expresar cosas muy importantes en modo cercano.
Quedamos en “la espera con esperanza”, en el convencimiento de que llevará en modo acertado a su rebaño y que su “olor a oveja” no se podrá nunca confundir con el “olor a depredador”.


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