La escabechina organizada por Pedro Sánchez para formar su nuevo Gobierno ha dejado a todos alucinados. No es un misterio que a Sánchez no le importan nada ni España, ni los españoles, ni su partido el PSOE. A Sánchez le importa solo Sánchez y ejerce el poder dejando pequeños a otros déspotas de la Historia antigua y reciente. Ha masacrado no ya a sus adversarios, que eso lo había hecho ya haciendo tierra quemada de PSOE, peor todavía, ha masacrado con deleite a todos sus más estrechos colaboradores, a aquellos que le habían aupado cuando los dirigentes históricos del PSOE lo habían defenestrado y él organizando su vuelta se había deshecho de todos ellos.
Actualmente el PSOE es un cadáver político. No hay una sola voz que se atreva a abrir boca ante este pequeño Stalin que ha logrado él solito desintegrar un partido histórico y creando un nuevo partido que conserva del antiguo solo el nombre. El sanchismo es una mezcla de stalinismo, maoismo, chavismo, castrismo. Un partido del LIDER Y DEL CULTO A LA PERSONALIDAD. Sus alianzas para estar en pie son el conjunto de grupos que quieren destruir la España Constitucional del 1978: golpistas, separatistas, nacionalistas, herederos de los terroristas de ETA más esas confluencias populistas-chavistas de Unidas Podemos de onde ha escapado el mismísimo Pablo Iglesias antes de caer apuñalado por la espalda en el momento de cualquier abrazo cariñoso.
Una cosa ha olvidado Pedro Sánchez: nombrar ministro a su caballo como hizo CALÍGULA con su caballo INCITATUS.
Pero, creedme, lo hará en la próxima "remodelación de su gobierno", cuando haya masacrado a las actuales ministras y ministros. Es cuestión de tiempo. Lo veremos.
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