-SI LOS NACIONALISMOS
PERIFÉRICOS DE EUROPA PROSPERAN ES EL PRINCIPIO DEL FIN DE LA UNIÓN
EUROPEA QUE VOLVERÍA A LA ETAPA DE LA EDAD MEDIA.
-UNA EUROPA TROCEADA
QUEDARÍA A LOS PIES DE LOS CABALLOS DEL NEOIMPERIALISMO RUSO Y DEL
NEOCAPITALISMO SALVAJE DE LA CHINA COMUNISTA.
Era difícil de imaginar
que en el S.XXI europeo nos íbamos a encontrar con personas de
diversos lugares de Europa jugando con ese fuego peligrosísimo del
nacionalismo.
La situación que se está
creando en el este de nuestro continente con el nacionalismo ruso
desencadenado al punto de invadir y ocupar una parte del país
vecino, Ucrania apoderándose con el solo derecho de la fuerza de la
península de Crimea es un acto gravísimo cuyo precedente más
llamativo es la invasión del régimen nazi de Hitler de los Sudetes,
de una parte de Polonia y la anexión de Austria, porque corría en a
rescatar “gentes de habla y cultura alemanas”, tal cual ha hecho
el presidente ruso Wladimir Putin “ corriendo a auxiliar gentes de
habla y cultura rusas en Ucrania”. Con el mismo pretexto podría
invadir todo el este de Ucrania y también Letonia, Lituania y
Estonia donde hay minorías de habla rusa.
De hecho éstos últimos
países y Polonia han puesto el grito en el cielo y han pedido que se
refuercen las fuerzas de la OTAN en Polonia.
La mecha está encendida.
Dos guerras mundiales
arrasaron Europa en el S.XX a causa de los varios nacionalismos.
La idea de construir la
Unión Europea surgió de grandes políticosde la época que
quisieron acabar para siempre con NACIONALISMOS Y BELICISMOS, con
aquél delirio y horror que habían costado millones de muertos.
Los líderes políticos
más significativos, los padres de la Europa moderna fueron Shuman,
Adenauer, Churchill, Spaak, Monnet, Spinelli y De Gasperi.
Se pensaba justamente que
una Europa unida habría hecho hacer pasos de gigante a la economía,
al comercio, a la cultura, al prestigio del continente, que
adquiriendo una mayor dimensión habría tenido también un mayor
peso en el escenario internacional y ante grandes potencias como los
Estados Unidos de América, la Unión Soviética o la potencia
emergente de la China, una Europa unida no habría podido quedarse
atrás.
La Unión Europea, con
sus altibajos, ha sido la mayor construcción exitosa políticamente
de la Historia.
Resulta por ello
desilusionante que emerjan ahora movimientos nacionalistas en
Cataluña, Escocia, País Vasco y puede que alguno más que con sus
ideas trasnochadas y anticuadas identitarias o étnicas quieran que
Europa se convierta en un continente muy parecido a la Europa de la
Edad Media, compuesta de señores feudales y pequeños reinos, una
Europa aún ni siquiera aprodada al renacimiento del S.XV donde
comenzaron a forjarse las naciones y estados que en el S.XX
abrazarían después de las desastrosa guerras mundiales un proyecto
federal europeo como en el que ahora vivimos.
Si por desgracia o locura
colectiva del nacionalismo trasnochador esas ideas progresaran Europa
perdería su estabilidad política y económica, correría de nuevo
riesgo la paz por el peso enorme frente a una Europa en disgregación
del proyecto imperialista ruso o el proyecto de capitalismo salvaje
de la China comunista.
Si los nacionalismos
periféricos crecen, el futuro de Europa puede desmoronarse.
Por lo tanto, los
experimentos con gaseosa, señores.